martes, 2 de junio de 2015

Desde muy pequeños.

Esta mañana me he encontrado con una escena de un niño llorando, bueno, mas bien gritando, desgañitándose por lo que parecía una protesta por ir a un sitio que no quería, seguramente la guardería. Esto me ha hecho reflexionar sobre lo pronto que empiezan ha obligarnos a hacer cosas que no queremos.

El padre, bien vestido para ir a trabajar, parecía avergonzado por la escena, haciéndose cruces por la mala suerte de tener a un hijo tan rebelde, seguramente pensando en que es necesario que el niño aprenda, ya desde muy pequeño, a que en esta vida tenemos que hacer cosas que no nos gustan porque es nuestra obligación.

Y así, desde bien pequeños, nos enseñan a que nuestro criterio sobre lo que es correcto o no, no sirve de nada, desde la infancia ya empiezan a robarnos nuestros sueños y a convertirnos en una pieza mas de la maquinaria social.

El criterio del niño se desecha por completo, lo que el quiera o no quiera hacer no tiene relevancia ni atendemos a sus motivos.

Lo único que queremos es deshacernos del crío lo antes posible, para que pase el bochorno y poder irnos a trabajar sin preocuparnos por los deseos y anhelos de nuestro hijo, porque así lo hemos dictaminado, porque nadie nos va ha reprochar por ello porque es políticamente correcto a los ojos de este mundo que nos hemos inventado.

Un mundo que es un ego en si mismo, un ego segador de libertad y felicidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario